Más sanciones y estrategia de máxima presión. Esta ha sido la tendencia de la política exterior de la administración del presidente Donald Trump en contra de regímenes como los de Irán, Venezuela y Nicaragua, calificados como Estados criminales por su gobierno y por organizaciones independientes. Esto, incluso en medio de una campaña electoral ensombrecida por el coronavirus, pero en donde este tópico cobra importancia sobre todo dentro de los votantes hispanos.Según informes del Atlantic Council, estos países se están manteniendo con recursos provenientes de negocios ilícitos como lo son el narcotráfico, la minería ilegal, el lavado de dinero e incluso su relación con organizaciones terroristas como Hezbolá y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Analistas consultados por GRUPO PODER , coinciden en que estas medidas de máxima presión deben ser enfocadas en frenar el acceso de estos regímenes a lo que consideran como sus fuentes reales de financiamiento y a aquellas otras naciones y organizaciones criminales que los apoyan.
Máxima presión
En las últimas semanas, el Departamento del Tesoro estadounidense ha impuesto nuevas sanciones contra Nicaragua específicamente en contra de la Fiscal General de ese país, Ana Julia Guido de Romero y del secretario privado del presidente Daniel Ortega, Paul Oquist, por su presunta participación en las violaciones de derechos humanos perpetradas por el régimen. Además, aseguran que Oquist, nacido en Estados Unidos, juega un papel fundamental en el encubrimiento y justificación de los delitos del gobierno nicaragüense.A esta medida se le suma la impuesta por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) en contra la Caja Rural Nacional, una asociación de ahorro y crédito que estaría utilizando el gobierno de Ortega para desviar fondos ilegalmente y mantenerse en el poder.En el caso de Irán, previendo la finalización el próximo 18 de octubre del embargo de armas impuesto por Naciones Unidas a la nación islámica, el gobierno de Trump viene moviendo sus fichas para restringir la comercialización de material bélico por parte de los iraníes.El Departamento del Tesoro ha sancionado a 18 bancos de ese país por su relación con el ala militar islámica. Estas son las pocas entidades financieras en Irán que no habían sido sujetas a restricciones de Estados Unidos.
“Nuestras sanciones continuarán hasta que Irán suspenda su agenda de apoyo a actividades terroristas y ponga fin a su programa nuclear”, aseguró Steven Mnuchin, secretario del Tesoro. A medida que estas sanciones se incrementan, aumenta la preocupación internacional por la afectación que pudieran tener en los ciudadanos de estos países. Europa ha condenado la acción argumentando que puede restringir el acceso a bienes de carácter humanitario. Sin embargo, Mnuchin asegura que estos están fuera de las sanciones.“Las sanciones no afectan al pueblo como algunos dicen, sino afectan al gobierno, afectan la habilidad del gobierno de obtener divisas, afectan la habilidad del gobierno a tener mercados, a mover sus funcionarios y, aunque empobrecen al país y aumentan la crisis, son la única opción posible si no hay opción militar”, asegura Tomás Regalado, presidente del Instituto Interamericano para la Democracia y exalcalde de Miami.En el caso de Venezuela, la estrategia de máxima presión de Trump sigue su curso. Luego de que la justicia estadounidense abriera un caso en contra del propio Nicolás Maduro por sus presuntos vínculos con el narcotráfico y ofreciera una recompensa de 15 millones de dólares por información sobre el mandatario, las sanciones en su contra han ido aumentando.Luis Fleischman, profesor y presidente Centro de Investigación para la Democracia y la Política de Palm Beach, afirma que estas medidas son necesarias. “Venezuela es un país narcotraficante. Hoy en día hay un montón de tráfico ilegal que afecta directamente a Estados Unidos que se hace desde las aguas y desde el aire venezolano. Todo esto requiere una acción”, puntualizó.El Departamento del Tesoro también sancionó a Maduro por su vinculación con Irán. Mike Pompeo, secretario de Estado, ha acusado a Caracas y Teherán de “burlar el embargo de armas de la ONU” durante casi dos décadas.Además, han impuesto sanciones de bloqueo de activos y prohibición de negocios con estadounidenses a diputados de la Asamblea Nacional de Venezuela que se vendieron al madurismo para restar poder al presidente encargado, Juan Guaidó.Más recientemente, una acción para frenar el ingreso de dinero ilegal a Venezuela ha cobrado importancia. Se ha ofrecido una recompensa de 5 millones de dólares por información sobre el paradero de Samark López, venezolano y presunto testaferro del actual ministro de Petróleo, Tarek El Aissami, también sancionado por presunto narcotráfico y vínculos con la organización terrorista libanesa Hezbolá.
¿Es suficiente?
El cuestionamiento que se hace es si estas medidas bastan para frenar el ingreso de dinero ilícito que sostiene en el poder a estos regímenes, según los informes del Atlantic Council. “No son suficientes, pero son las que legalmente se pueden hacer. (…) El próximo paso sería un bloqueo naval, un embargo de los vuelos, de los valores de esos gobiernos, que en parte se ha hecho pero que es muy complicado en las cortes internacionales”, argumenta Regalado.Frenar por completo el ingreso de buques a Venezuela es precisamente lo que propone Fleischman. “El bloqueo naval tiene que ocurrir. Alguien va a sufrir, pero esperemos que no por mucho tiempo. Y la ayuda humanitaria tiene que estar disponible. Debe ser una logística de ayuda humanitaria junto a un bloqueo naval”, asegura el académico.Por ejemplo, en el caso de los suministros de gasolina por parte de Irán a Venezuela, a cambio de pago en dólares, ha sido una estrategia utilizada por ambos regímenes para burlar las sanciones internacionales. “¿Cómo parar esta ilegalidad? Con barcos de los guardacostas o de guerra de Estados Unidos acercándose a esos buques, que estoy seguro que no van a desafiar la orden de regresar, y advirtiéndole a Irán que están poniendo en peligro la estabilidad y la paz”, asegura el exalcalde de Miami.Y es que esta no sería la única forma que ha encontrado el régimen de Maduro sobrellevar las restricciones estadounidenses. “El narcotráfico es una forma de evadir sanciones porque genera una fuente de ingresos alternativos. Por eso digo que las sanciones son insuficientes, la minería del oro y el narcotráfico obviamente son actividades tan ilegales y tan ilícitas que no las atrapan las sanciones” agrega Fleischman. Regalado también considera que se debe atacar esta actividad criminal. “Yo creo que eventualmente vamos a ver una acción más agresiva de la DEA, del Departamento de Estado, inclusive del Departamento de Defensa de los Estados Unidos porque los narcoestados son un peligro real, inminente para la seguridad de los Estados Unidos y otros países, porque inundan de dinero sucio distintos mercados, hacen un impacto grave a la economía y permiten que se saboteen factores democráticos en esos países”, indica.Para muchos, resulta irónico que a pesar de que se esté bloqueando al régimen de Maduro, se permita que empresas estadounidenses sigan operando en la industria petrolera venezolana. Pero para ambos expertos, esto obedece a una estrategia.“Si se van (las empresas norteamericanas) van a ser empresas rusas las que entren ahí, van a tomar la industria petrolera venezolana para siempre y van a terminar, no solamente asegurando al régimen, sino que eventualmente van a ser los salvadores del régimen e irán aumentando su influencia en el hemisferio occidental”, puntualiza Fleischman. “Estados Unidos hizo el cálculo de qué era lo que era menos malo y era permitir que siguieran operando para evitar que se produzca una situación de ocupación inmediata por parte de los rusos”, coincide Regalado.
Política exterior y elecciones
La política exterior siempre es un punto álgido de debate en las campañas electorales. En esta contienda entre el presidente Trump y el vicepresidente Joe Biden, si bien el foco ha estado más centrado en lo interno, a causa del coronavirus, la política exterior forma parte vital para captar el voto hispano.Según un reciente estudio del Pew Research Center, para casi 6 de cada 10 votantes hispanos este tema está entre los prioritarios a la hora de escoger al próximo presidente. Y si se habla de los cubano-americanos, la proporción es mayor: 76% de los votantes de esta comunidad consideran vital la dirección que tomará el gobierno de cara a Cuba y el resto de los regímenes totalitarios de la región.“El sector que vive en la Florida está más preocupada por cuál será la postura que va a tomar Estados Unidos en su política exterior, sobre todo hacia estos estados forajidos. Yo pienso que es sumamente importante y puede definir Florida”, señala Fleischman.“La política hacia Cuba dicen que es determinante en Miami”, expone el exalcalde de esta ciudad, cuestión que es importante en un estado como Florida, para muchos indispensable para ganar una elección.Para ambos, si llegase a haber un cambio de gobierno, también habría un cambio con respecto al trato con Venezuela, Cuba, Nicaragua e incluso Irán. “Va a haber un cambio radical que quizás le dé oxígeno al régimen unos meses más, pero no va a haber resultados.El gobierno cubano no se va a democratizar, no van a hacer elecciones libres. Lo mismo pasaría en Venezuela. Vamos a tener un acercamiento con Maduro y él lo aceptaría calurosamente, porque le da oxígeno y porque le da unos meses más”, sentencia Regalado. Pero también aseguran que pase lo que pase con las elecciones en Estados Unidos, la forma definitiva para sacar a estos regímenes del poder no está en las sanciones en sí mismas, sino hacia lo interno de cada uno de esos países.Según Fleischman, “se necesita mucha más presión a las estructuras que sostienen a los regímenes. Sanciones son un buen comienzo, pero no son el fin”. “La solución final es aumentar las sanciones usando los instrumentos legales, aumentarlas al máximo de manera de que los pueblos de esos países sepan que no existe posibilidad de que alguien los rescate, entonces que las Fuerzas Armadas y la sociedad civil actúen y cambien el sistema”, afirma Regalado.