En un mundo asediado por retos complejos e interconectados, existe una preocupante tendencia a la división. En los últimos años se observa una disminución de la colaboración a escala global y la doble crisis de la pandemia de COVID-19 y la guerra de Ucrania ha acelerado esa tendencia. Según el Informe de Riesgos Globales de 2023 del Foro Económico Mundial, cuatro de cada cinco expertos de una red internacional diversa afirmaron esperar una volatilidad sistemática en los dos próximos años.
La actual crisis energética plantea graves problemas a los hogares, las empresas, la política y la economía. Los líderes del mundo tienen que tomar decisiones difíciles para proteger a los ciudadanos y para que las fábricas puedan seguir funcionando en el corto plazo, mientras al mismo tiempo se avanza hacia la transición al cero neto y se asegura la competitividad de las economías en el largo plazo. El alza de los precios de la energía también pone en peligro la seguridad alimentaria, ya que el número de personas que padecen una grave inseguridad alimentaria se ha más que duplicado desde 2019, lo que refleja lo interconectados que están nuestros sistemas internacionales.
Al mismo tiempo, el mundo tendrá que hacer frente a dificultades económicas en los próximos meses, pues la elevada inflación, el bajo crecimiento y el fuerte endeudamiento amenazan al empleo y a las empresas. Un reciente informe del Foro determinó que más de dos terceras partes de las pequeñas y medianas empresas (pymes) luchan por su supervivencia. Al mismo tiempo, la crisis del alza del coste de la vida está llevando a millones de personas de todo el planeta a una situación de pobreza.
Como complemento a estos esfuerzos, debemos crear y fortalecer las alianzas público-privadas. Los Gobiernos miran cada vez más a las empresas en busca de conocimientos especializados, ideas e iniciativas que puedan recoger grandes ideas y ponerlas en acción de forma rápida e inclusiva. Por ejemplo, la First Movers Coalition, creada en colaboración con el presidente de EE. UU., Joe Biden, en 2021, une a empresas que trabajan en siete industrias de difícil descarbonización —el aluminio, la aviación, las sustancias químicas, el hormigón, el acero y el transporte marímo y terrestre — y trabaja para promover y hacer realidad las tecnologías bajas en carbono de aquí a 2030.
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Fuente : Staff de Inversiones y Negocios
Informe : Komunika LATAM