La pandemia ha sacudida a América Latina en todos sus escenarios, tanto de salud pública, como económico, social y políticamente.
Hemos retrocedido 16 años, promediando los 12 y 20 años en pobreza y extrema pobreza respectivamente, que ha señalado el Comunicado de Prensa de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), el pasado 4 de marzo de 2021; y la situación hubiese sido peor, sin las medidas que se implementaron en cada país para mitigar el impacto y ayudar a las familias.
Aunque las medidas implementadas por los gobiernos, en términos generales, solo alcanzaron a casi la mitad de la población de la región, la situación se hubiese agravado llevando a la pobreza extrema a un 15,8%, y a niveles de pobreza a un 37,2% de la población.
El Comunicado de Prensa señaló categóricamente: “Según las nuevas proyecciones de la CEPAL, como consecuencia de la fuerte recesión económica en la región, que registrará una caída del PIB de -7,7%, se estima que en 2020 la tasa de pobreza extrema se situó en 12,5% y la tasa de pobreza alcanzó el 33,7% de la población. Ello supone que el total de personas pobres ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. De ese total, 78 millones de personas se encontraron en situación de pobreza extrema, 8 millones más que en 2019.”
“El reporte advierte también sobre los fuertes impactos de la crisis del COVID-19 sobre el mercado laboral. La tasa de desocupación regional se ubicó en 10,7% al cierre de 2020, lo que representa un incremento de 2,6 puntos porcentuales respecto del valor registrado en 2019 (8,1%). Agrega que la caída generalizada del empleo y la salida de la fuerza de trabajo ha afectado con mayor intensidad a mujeres, trabajadoras y trabajadores informales, jóvenes y migrantes.”
La sacudida fue como un tsunami que arrastró con todo lo que se había logrado con tanto empeño en nuestros países… Hemos retrocedido y ese retroceso se traduce en un bajo crecimiento de la economía, aumento de la pobreza y crecientes e insostenibles tensiones sociales.
La pandemia nos solo nos sacudió, si no que puso al descubierto desigualdades estructurales por todos conocidos, pero que quedaron evidenciando los altos niveles de informalidad y desprotección social que enfrentan nuestra población.
Vivimos momentos de gran incertidumbre, en los que aún no tenemos claro la forma en que lograremos salir de esta crisis, ni como región, ni como país; lo cierto es que 16 años de retroceso en los niveles de vida de los latinoamericanos, marcan un antes y un después.
La pandemia como un tsunami, nos ha dejado devastados, con estructuras afectadas, que dependerán de la acción individual de cada país, pero también conjunta de la región, para volvernos a situar en lo que éramos antes de esta situación extrema…
Estamos de pies, quizás cojeando por nuestras estructuras que languidecen, pero estamos de pies, y la velocidad en implementar medidas que impacten, será lo que hará la diferencia en cada país…
Adelante América Latina, cada país tiene experiencias e historias propias de momentos realmente difíciles, pero al final, hemos salido al frente, con una voz de aliento y con un cúmulo de esperanzas, que han sido la razón para continuar.
Por: Engracia De Dios Archibold
Dra. En Ciencias Económicas y Empresariales
engraciadedios@gmail.com