La creatividad es una característica del ser humano. Sí, de TODOS los seres humanos. Algunos consideran que las personas creativas son un grupo reducido y privilegiado, que la creatividad es un don con el que nacen unos pocos.
No hay nada más falso. Este tipo de pensamiento lo único que hace es bloquear tu capacidad creativa. La creatividad puede desarrollarse, aprenderse y estimularse todos los días.
Un emprendedor necesita trabajar su creatividad a diario, para dar solución a todos los eventos y problemas que se presenten.
Así como puedes encontrar tu dosis de inspiración mediante diferentes técnicas para aumentar la creatividad, también puedes perder la batalla si dejas que estos 7 enemigos te ataquen:
La perfección
Mejor hecho que perfecto. Si te obsesionas con la perfección vas a tardar más tiempo en pasar a al acción, o quizás no lo hagas nunca. Lo mejor es arriesgarte y dar el primer paso, aunque aún tengas detalles por arreglar, los puedes ir solucionando en el camino, no pasa nada. Es mejor hacer las cosas de forma adecuada, que de forma perfecta.
La falta de enfoque
Si vives en un mundo disperso, en el que tienes que lidiar con mil cosas al mismo tiempo, vas a perder concentración, tu productividad se va ir al piso y vas a terminar agotada. Si tienes un proyecto en mente enfócate, dale toda tu atención para llevarlo a cabo con éxito, esto te ayudará a conectar con tu creatividad.
Organízate, divide el proyecto en pequeñas tareas que puedes ir trabajando cada día hasta cumplir tu objetivo. Tener un panorama claro y un rumbo bien marcado te ayudará a no desviarte del camino.
El miedo a la crítica
Uno de los enemigos más mortales de la creatividad. Puede que tengas una increíble idea, pero si te asusta presentarla al mundo por miedo a lo que opinen los demás, es igual o peor a no tener nada.
En el mundo digital estamos expuestos a todo tipo de críticas y también estamos mal acostumbrados a lanzar piedras y criticar sin detenernos a pensar en el daño que esto puede causar.
Trabaja en tu proyecto, enfócate y muéstrala al mundo sin temor. Recibirás críticas positivas y negativas, pero considera esto como una forma de validar tu idea.
Recuerda que quienes que van por la vida criticando y destruyendo con palabras el trabajo de los demás, son los más frustrados. Una persona que se ocupa de sus metas y objetivos, no tiene tiempo ni energía para andar criticando todo lo que ve.
La rutina
Hacer siempre lo mismo cada día, de forma mecánica puede matar nuestra creatividad. Si te conviertes en un robot que sigue un patrón definido, con límites muy marcados, que tiene prohibido experimentar… vas a terminar aniquilando tu pensamiento creativo.
Así que no tengas miedo a experimentar con nuevos métodos y proponer soluciones diferentes.
El miedo a fallar
El miedo al error o al fracaso es un inhibidor de la creatividad. Si piensas que vas a fallar ni siquiera lo vas a intentar y ese es el verdadero error: quedarse paralizado y no pasar a la acción.
Es un miedo recurrente, pero recuerda que a veces ganas y a veces aprendes. Los errores también tienen un valor positivo en tu aprendizaje.
El cansancio
¿Quién puede ser creativo cuando tiene sueño o está muerto de cansancio? O cuando está preocupado y estresado. Una mente cansada no puede ser creativa. Es mejor que te vayas a dormir, descansa y al otro día verás que llegan ideas más frescas.
La presión
El sistema nos obliga a trabajar bajo presión, es muy común que los empleadores soliciten esta «habilidad». Pero si se trata de ideas creativas y efectivas, lo mejor es dar un poco más de tiempo.
Encontré el ejemplo perfecto en un experimento realizado con niños, que demuestra cómo trabaja la creatividad.
«Les pedimos a estos niños que completaran este dibujo en solo 10 segundos. Ese límite de tiempo solo fue suficiente para una primera idea. Pero ¿que ocurriría si les diéramos 10 minutos para hacer la misma tarea?
El resultado que encontramos: la creatividad no surge bajo la presión del tiempo. Surge con libertad, alegría y diversión.»